CAPÍTULO QUINTO
Del donoso escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo.
Un vecino labrador encontró a don Quijote tirado en el suelo, con la cara llena de polvo y suciedad. Lo subió a su asno y lo llevó a su pueblo. A lo largo del camino, don Quijote seguía en su fantasía y llamaba a personajes que aparecían en sus libros de caballería.
Mientras los vecinos y familia intentaban buscar una solución para que don Quijote recobrara la cordura. Al final, optaron por quemarle libros que le hacían perder el juicio.
Cuando don Quijote llegó a su casa se llevaron una gran alegría pues hacía ya tres días que no sabían nada de él, se temían que se había hecho caballero andante y se había ido en busca de aventuras.
Le curaron las heridas, le dieron de cenar y lo llevaron a su cama a dormir. Era lo que más le importaba, que le dejasen dormir.
Mientras los vecinos y familia intentaban buscar una solución para que don Quijote recobrara la cordura. Al final, optaron por quemarle libros que le hacían perder el juicio.
Cuando don Quijote llegó a su casa se llevaron una gran alegría pues hacía ya tres días que no sabían nada de él, se temían que se había hecho caballero andante y se había ido en busca de aventuras.
Le curaron las heridas, le dieron de cenar y lo llevaron a su cama a dormir. Era lo que más le importaba, que le dejasen dormir.
Sahar Ahantar, Julia Arribas Jiménez,
Mayli Annya Gamboa Rasmussen, Ángel Martínez Pedroche,
Álvaro Massó Turcas y Leo Rodrigo Lara
CEIP Virgen de Manjavacas, 6º Primaria
