Capitulo cuadragésimo sexto

De la notable aventura de los cuadrilleros, y la gran ferocidad de nuestro buen caballero don Quijote

Don Quijote y Sancho tuvieron una conversación sobre la princesa Micomicona (Dorotea), pero a don Quijote no le agradaron las palabras que su escudero le dedicó, porque dijo que si fuera princesa no se besaría a escondidas con don Fernando. Aunque Dorotea convenció a don Quijote para que perdonase a Sancho porque todo ocurría por encantamiento.
Todos los que estaban en la venta estaban de acuerdo en que el cura y el barbero llevasen a don Quijote a su aldea. Decidieron meterlo en una jaula para que no se escapase.
Todos se disfrazaron para que don Quijote no reconociese a ninguno. Este se creyó que eran fantasmas del castillo encantado. Sancho reconoció a todos, pero no dijo nada para que metiesen a don Quijote en la jaula.
El barbero le pronunció una profecía y don Quijote creyó que se casaría con Dulcinea y tendría hijos.
Toda la comitiva que acompañaba a don Quijote enjaulado se encontró en el camino a un canónigo de Toledo que les preguntó sobre la jaula y don Quijote. Este se presentó como un caballero andante preso por envidia de malos encantadores. Sancho contradijo a su amo, porque aunque encantado, comía, bebía y hacía sus necesidades como los demás hombres.

Hafsa Ajenoui, Rubén Bascuñana Navas,
Nouha El Hamli, Tania Manjavacas Castellano,
Dilan Alejandro Molano Parra y Lucas Muñoz Cobo
CEIP Virgen de Manjavacas, 6º Primaria