CAPÍTULO TRIGÉSIMO SEXTO
Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, con otros raros sucesos que en la venta sucedieron.
Despiertan con un cubo de agua fría a Don Quijote, quien había soñado que batallaba con un gigante, saliendo vencedor porque le llega a cortar la cabeza. En realidad, aquel gigante eran unos odres de vino que habían sido cortados por Don Quijote, el vino simulaba la sangre del gigante.
Tras el accidente, el cura decidió seguir con la historia de El curioso impertinente, la cual acaba con la muerte de Anselmo, quien fue engañado por Camila y Lotario, muriendo de tristeza; la propia muerte de los amantes también, porque Lotario se fue a la guerra y murió, y entonces Camila, sola, se muere de melancolía. Al acabar la historia, llega una tropa de huéspedes, se trataba de varios hombres y una mujer.
Estaban todos juntos cuando la mujer se dejó caer como desmayada. Dorotea se compadeció y la ayudó. La señora no había hablado todo este tiempo. Cuando lo hizo, Cardenio reconoció aquella voz y preguntó diciendo:
- ‘’ ¡Válgame, Dios! ¿Qué voz es ésta?’’
La mujer, sobresaltada, hizo un movimiento dejando caer su pañuelo, de manera que mostró su rostro.
El caballero embozado fue a ayudarla, pero, por torpe, mostró que era don Fernando, el esposo de Dorotea. Esta lo reconoció. Luscinda, Cardenio, don Fernando y Dorotea se miraron hasta que Luscinda intervino, queriendo irse con su amado Cardenio, porque una vez se prometieron amor y lealtad. Don Fernando, conmovido, dejó a Luscinda y abrazó a Dorotea, su esposa.
Al final, Luscinda se fue con su querido Cardenio, al igual que don Fernando con Dorotea. Todos los presentes lloraban lágrimas de lo sucedido, Sancho Panza, uno de los presentes, explicó que no lloraba por lo que había sucedido, sino porque Dorotea no era la reina Micomicona. Sancho, con una voz melancólica, le dijo a su amo que no había matado a ningún gigante y que la reina Micomicona se había convertido en una dama llamada Dorotea. Don Quijote, en su mundo encantado, no quiere creer las palabras de Sancho Panza
Natalia Casado López-Rey, Javier Flores Castellano
y Yixuan Liu
IES Julián Zarco, 3º de ESO
