CAPÍTULO TRIGÉSIMO QUINTO

Donde se da fin a la novela del «Curioso impertinente»

Durante su estancia en la venta, Sancho interrumpe en la sala alborotado y diciendo a voces:
-“¡Acudid, señores, rápido y socorred a mi señor que anda envuelto en la más reñida batalla que mis ojos han visto!”.
Todos acudieron a socorrer a don Quijote, pero se percataron de que en realidad estaba teniendo una pesadilla en la cual este pensaba que estaba en el reino imaginario Micomicón. Lo que estaba ocurriendo en realidad era una lucha contra unas cubas de vino que imaginaba que eran gigantes. Tal era la locura que don Quijote le inculcaba a Sancho que este buscaba la cabeza de uno de aquellos gigantes.
El matrimonio de venteros, al ver que todas las cubas eran destrozadas, estallaron de ira porque además ya le tenían cierto rencor a don Quijote porque la vez anterior se había marchado sin pagar. Entonces, el ventero se expresó diciendo:
-“¡En mala hora entró en mi casa este caballero andante!”.
Pero, en ese momento, el cura intervino intentando calmar la situación y haciéndose cargo de los destrozos de don Quijote. Al mismo tiempo, Dorotea calmaba a Sancho ya que no encontraba la cabeza del gigante. Antes de este suceso, el cura se había quedado narrando el desenlace de una novela llamada “El curioso impertinente”. Y entonces, continúa con el final. Esta novela cuenta la prueba de fidelidad que Anselmo intentaba hacerle a su mujer, Camila, a través de su amigo Lotario. Finalmente, al caer en la tentación estos dos últimos, decidieron ocultárselo a Anselmo. El destino caprichoso hizo que este se enterara después de un tiempo de la traición y al descubrirlo murió de melancolía. Poco después, Lotario muere en una gran batalla y, como consecuencia, Camila moriría también a los pocos días.
Así es como el cura consigue explicarles que las novelas de caballerías no son ciertas, son pura fantasía y cómo no hay que dejarse llevar por su locura.

Eva Gómez Bascuñana, Andrea Salido Zarzo
y Diego Valdés Frutos
IES Julián Zarco, 3·º ESO