CAPÍTULO TRIGÉSIMO PRIMERO
De los sabrosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza, su escudero, con otros sucesos
Sancho llegó de entregarle, supuestamente, la carta a Dulcinea, pero nunca llegó a hacerlo. Así que, cuando don Quijote le pregunta a Sancho, este comienza a mentirle:
—Yo no le entregué su carta, sino que un sacristán la volvió a escribir por me la olvidé aquí.
—¿Qué hacía la bella cuando la viste? Seguro que estaría bordando —quiso saber don Quijote.
—Estaba separando el trigo.
—Al entregársela, ¿la besó?
—Dijo: “Déjela ahí” —contestó Sancho.
—Eso sería para leerla despacio. ¿Te preguntó por mí, Sancho?
—No, señor.
—¿Oliste su buen aroma? —preguntó don Quijote.
—En verdad olía a sudor, mi señor.
—¿Qué hizo cuando llegó la carta?
—No la leyó porque no sabía leer, la rompió en pedazos.
—Me asombra que solo hayas tardado tres días.
—Es que Rocinante cabalgaba muy rápido.
Mientras duraba esta conversación, se detuvieron un rato y les sorprendió la llegada de un muchacho que se echó a los pies de don Quijote y comenzó a llorar.
—¿No me reconoce? Soy el mozo Andrés, al cual desataste de una encina.
Don Quijote lo reconoció al instante. Y dijo a todos los presentes:
—Para que vean la importancia de los caballeros andantes, este muchacho estaba en una encina atado, su amo lo estaba azotando y yo lo liberé —exclamó orgulloso el hidalgo.
—Eso es verdad —contestó Andrés—, pero al liberarme, mi amo se enfadó más y no solo no me pagó, sino que me azotó más y más y he estado curándome todo este tiempo.
—¡Yo mismo lo vengaré! —contestó don Quijote.
Iba a subirse a Rocinante, pero Dorotea le recordó que no podía meterse en ninguna otra hazaña hasta acabar con lo suyo.
—Más que la venganza, prefiero algo de comer —exclamó el mozo Andrés.
Sancho le dio un pedazo de pan y queso. El mozo lo cogió e imploró a don Quijote:
—Por amor de Dios, señor caballero andante, la próxima vez no me socorra ni ayude. No se meta donde no lo llaman.
Finalmente, Andrés salió corriendo y don Quijote quedó avergonzado.
Alba Cantanero González, Gorka Cruz López
y Ana Cruz Triguero
IES Julián Zarco, 3·º ESO
