CAPÍTULO VIGESIMOPRIMERO

Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero

Don Quijote vio un hombre que llevaba en la cabeza una cosa que relumbraba como el oro. Pensó que era el yelmo de Mambrino del que juró adueñarse algún día.
Sancho le dijo a su señor que él veía un hombre sobre un asno pardo, que en la cabeza tenía una cosa que relumbraba.
El caso es que el caballero que don Quijote vio era el barbero de un pueblo que iba a otro a lomos de su asno para sangrar a un enfermo y hacerle la barba a otro, y se puso una bacía de latón en la cabeza para no mancharse el sombrero, como estaba limpia, relumbraba desde lejos. Pero a don Quijote con su locura le parecía un caballo y un yelmo.
Don Quijote se lanzó hacia el barbero, pero cuando este lo vio se fue corriendo por la llanura. Se le cayó la bacía al suelo y don Quijote se contentó, se la probó, aunque como le estaba grande dijo que la llevaría a un herrero para que le arreglara el yelmo encantado que algún ignorante transformó en bacía.
Con el caballo que era un asno pardo, don Quijote le dijo a Sancho que ya iría su dueño a por él, pero lo cambió por el suyo, y con lo que llevaba almorzaron. También le propuso a su señor que se fueran a servir a algún emperador, porque por esos caminos se ganaba poco en buscar aventuras.

Daniel Cano Villar, Basma El Amrani,
Rebeca López Triguero, Elsa Manjavacas Castellano y
Beatriz María Voinea
CEIP Virgen de Manjavacas, 6º Primaria